Granada, Andalucía, España, Latinajos,
Filosofía empírica, Semiótica y Arte para aquellos que, como yo... siempre llegan
tarde a la vida.


ARTE EN GRANADA. PERIODO ZIRÍ.

ARQUITECTURA ZIRÍ


Animo a aquellos que lo deseen, a que compartan en este espacio aportaciones sobre el periodo y lugar tratado en cada apartado, sobre literatura, historia, filosofia, música y en definitiva, todo aquello que nos facilite una visualización aproximada al contexto cultural de éstas manifestaciones artísticas.


INTRODUCCIÓN

Después de la descomposición del Califato de Córdoba, tiene lugar la organización de los diferentes reinos de taifas. Este episodio se narra pleno de anécdotas en las crónicas de Ibn Al-Kardabus, quien da una gran importancia a los designios divinos, y lo justifica como consecuencia de la inmoralidad y corrupción de Abd al-Rahman al- Mahdi (cuyo epíteto significa “el bien encaminado”) a quien el pueblo apodaba Sanyul (tonto). El comienzo de la Fitna supuso una desfragmentación y nueva organización tanto política como territorial. Las continuas guerras entre los reinos taifas favorecieron la intervención creciente de los reyes cristianos, a través de la política de parias: los taifas pagaban a los cristianos tributos para no ser atacados o a cambio de ayuda militar. La constante sangría económica a la que se vieron sometidos les obligó a incrementar la presión fiscal sobre sus súbditos, lo que motivó el descontento de la población. Pese a todo, en este periodo se produjo un cierto progreso económico y fue una época de esplendor cultural. En la Cora de Elvira se producirán cambios que llevaran a una nueva denominación a sus territorios, debido a la dominación de la dinastía zirí, que procurará la estabilidad de su reino por medio de dotarlo de un urbanismo completo y acorde con el aumento demográfico. Zawí ben Zirí, que llego a España desde África acompañado de soldados zenetes para auxiliar a Sulayman, derrotó al Califa al-Mustazhir y en 1013 traslado la capital de provincia desde madina Ilbira a Hisn Garnata, cerca de una fortaleza: la Alcazaba.

A esta imagen de la plataforma , realizada en 1590 por el italiano Ambrosio de Vico, nos remitiremos en varias ocasiones para encontrar detalles sobre la fisonomía urbana de Granada en esa época. En esta ocasión he resaltado las diferentes pantallas de la muralla primitiva que rodeaba dicha Alcazaba, con sus ampliaciones, en amarillo. En rojo podemos distinguir el recinto amurallado de la Alhambra y en la zona verde, la ubicación de la Mezquita Ziri de Granada, en el solar donde en1590 se construía la Catedral.

La dinastía zirí perdurará hasta 1090, cuando fue vencida por los almorávides. Con la llegada de éstos, Granada se convirtió en la capital de la España almorávide.


LA ALCAZABA DE LA ALHAMBRA


La Alcazaba se ubicó en el extremo Oeste de la Sabika, dentro de la ciudad de Granada, y consistía en un recinto eminentemente militar, privilegiado en su ubicación estratégica pues desde ella se controla toda la ciudad y diferentes accesos. Este lugar fue habitado por civilizaciones previas a la llegada de los musulmanes, como han demostrado las diferentes prospecciones arqueológicas realizadas.
Cuando Zawi ibn Zirí llega a Granada, ubicó la capital de la provincia en la antigua Iliberis y el Hisn Garnata es el lugar de amparo y refugio para la población, mientras se reedificaba la Alcazaba Vieja o Qadima. La Alcazaba se concibe como una ciudad pequeña con viviendas y baños destinadas a las elites militares, ubicadas en la plaza de armas donde tuvo su residencia Yusuf ibn Nagrilla . Los baños siguen el esquema de las termas romanas: apoditerium, frigidarium, tepidarium y caldarium. A lo largo de este trabajo podremos estudiar la disposición de un ejemplo paradigmático de baños zirís : El Bañuelo

En épocas posteriores, especialmente en la Nazarí, se construyeron nuevos elementos como la torre de la Vela, la del Homenaje, la Torre Quebrada y la del Adarguero. Tambien se rodeo todo el recinto con un antemuro que enlazaba con la muralla general de la Alhambra. Desde aquí hay un completo dominio de los accesos y de la ciudad, incluidos el Albaicín y los palacios, de época posterior. De epoca zirí son los lienzos de muralla y pequeños Torreones macizos, asi como un primitivo adarve.

LA ALCAZABA

En el terreno que había ocupado la anterior Ilíberis se extendió la Alcazaba. Allí coexistieron fortificaciones romanas y visigodas arruinadas que posteriormente fueron aprovechadas en parte por los árabes, según prueban los restos encontrados de ellas en algunas de sus puertas de acceso. Los árabes cercaron este terreno de nuevas murallas, constituyendo la Alcazaba que Ibn al-Jatib llamó al-qasaba al-qadima o antigua. Esa Alcazaba qadima se sabe que la hizo el wali de Elvira Asad b. 'Abd at-Rahman al-Xaybani que la dejó inconclusa. Bajo la dinastía zirí se añadieron dos trozos más, uno, el más antiguo hecho por el segundo rey zirí Habus ibn Maksan (1020-1037) y el otro por su sucesor Badis ibn Habus (1037-1073), monarca que consta que continuó las fortificaciones de su padre y que construyó un espléndido palacio zirí en el barrio que tomó su mismo nombre. Así se fue ampliando el perímetro amurallado. La nueva cerca, que englobaba a la anterior y se utilizaba como doble defensa con foso intermedio, se conoció en un primer momento como Qasabat Garnata (Alcazaba de Granada), y desde el siglo XIV como Qasaba al-Qadima (Alcazaba Vieja) para diferenciarla de la Qasabat al-Hamra, o de la Alhambra. El aparejo utilizado corresponde a la época de Almanzor y acredita que la arquitectura zirí conservó la tradición califal.

LAS MURALLAS DE LA ALCAZABA

Se localizan en el barrio del Albaicín, que enmarca el territorio comprendido entre las calles Elvira y San Juan de los Reyes. Las diferentes etapas de gobierno por las que pasó Ilbíra y el progresivo aumento de su población, hicieron necesaria la sucesiva construcción de recintos amurallados que fuesen cerrando los barrios extramuros. En la época emiral y califal se reutilizó parte del circuito fortificado de períodos anteriores.
Las murallas de Granada pueden dividirse en tres sectores, atendiendo a la época de construcción de los diferentes lienzos:
1. El tramo de muralla existente entre Plaza Larga y el Arco de las Pesas (Bab al-Ziyada), compuesto por dos torres y dos paños de urales, se encuentra encajado entre edificaciones. Aunque no es accesible, su cara N puede verse parcialmente a través de un solar de la plaza y en su encuentro con la Puerta Nueva. Por el primero, se aprecian los desperfectos ocasionados en el muro por el adosamiento de las casas ya desaparecidas. Mantiene aún restos del enlucido de cal original.
La cortina comprendida entre el Arco de las Pesas y la torre donde quiebra la antigua muralla, próxima a Dar al-Horra, está formada por siete torreones, tres de ellos semicirculares, y otros tantos lienzos. Las excavaciones arqueológicas dejaron al descu-bierto el total de la altura del paramento con su enlucido de cal intacto. La parte exterior de este fragmento, orientado al N, se encuentra en el interior de casas particulares, lo que
hace muy complicado su visita.
2. El siguiente tramo parece de época posterior, mucho menos elevado y con siete torres, termina en la Puerta Monaita (Bab al-Unaydar); la primera y tercera comenzando desde la puerta, al igual que el primer paño de muro, tienen sus muros rehechos con ladrillo macizo.
3. El siguiente resto que queda forma parte de una de las torres de la Puerta del León (Bab al-Asad), y está situado en el Mirador de la Cruz de Quirós; se halla en el interior de una propiedad particular y cuenta con fábrica de cantería, ladrillo y mampostería. En la placeta de las Escuelas, frente a la iglesia de San Juan de los Reyes, existe otra torre que pudiera pertenecer a la Puerta de los Conversos (Bab al-Taibin) mencionada por algunos autores, que sólo tiene completa su esquina SE ya que está rodeada de construcciones posteriores. Posiblemente exista algún trozo de la muralla que continuaría en dirección O, pudiendo estar oculta entre modernas edificaciones. Poco después hay un fragmento de ella en el ángulo que forma la calle Azacayuela de San Pedro.
De la cerca del barrio de Asaris, que partía de la Puerta de los Estandartes (Bab al-Bunüd), se conserva incluido en propiedades privadas un tramo de muralla y un bastión, ambos muy rehechos en ladrillo. Pudiera ser que también existan restos de alguna de las torres que flanqueaban la Puerta del arrabal de la Blanca (Bab Rabad al-Bayda),que debió ubicarse en el punto en el que acaba el estrechamiento con que la cuesta de San Agustín desemboca en la cuesta del Chapiz.
Todas las fortificaciones fueron realizadas con una fábrica de piedras de río trabadas con un mortero muy sólido. Las torres son macizas y en las esquinas de sus bases y en algunos otros puntos tienen aparejo de piedra donde alternan cuatro sillares colocados a tizón y dos a soga.



EL BAÑUELO
Se encuentra en la Carrera del Darro, haciendo esquina con la calle Concepción, enfrente del Puente del Cadí. En época musulmana se llamó Hammam al-Yawza. En un documento de 1494 se mencionan con el término de baños del Chauze (del Nogal), baño de Palacios o de la Puerta de Guadix, haciendo referencia a uno de sus propietarios y a la puerta junto a la que se situaban, respectivamente. Son los baños públicos árabes más completos, antiguos se importantes de los conservados en España y una de las obras más antiguas de la Granada musulmana. Sin embargo, el edificio actual es el resultado de la restauración que hizo Torres Balbás en los años 20.

Se accede al conjunto a través de un patio con alberca central, (en la imagen de la planta con el numero 1) en el que se observan restos de la solería original. En su lado O aparecen vestigios de una estancia que debió ser la sala del portero. Se entra después en el vestíbulo (bayt al-maslaj), rematado con una bóveda de medio cañón que posee claraboyas octogonales estrelladas. Le sigue la sala fría (bayt al-barid) de planta alargada y con alcobas en sus extremos, formadas por dos arcos de herradura sobre columnas. En su pared frontal se abre un arco que da a la sala templada (al bayt al-wastaní), la más amplia. Es rectangular y con galerías en tres de sus lados, generadas éstas por arcos de herradura en grupos de tres que montan sobre columnas, y otros escarzanos para entibo en los rincones; se cubren con bóvedas de medio cañón y dejan un espacio cuadrado en el centro que se corona con una bóveda esquifada con lumbreras octogonales. Desde esta nave se pasa a la sala caliente (bayt al-sajün), rectangular y con dos alcobas en los extremos. En su testero existen tres arcos semicirculares, los dos de los extremos conducen a dos cámaras con pilas para el baño, mientras que por el central se ingresaba a la caldera. Debajo del suelo quedan las estructuras del horno, con su hipocausto. Sus muros principales son de mortero durísimo; los arcos, bóvedas y paredes interiores de ladrillo con mortero de cal, excepto una de ellas en la que se alternan hiladas de dos ladrillos con otras de lajas de arenisca. Las columnas no tienen basa y en algunos casos sus capiteles son reutilizados: hay uno romano de orden corinto, algunos visigodos y vanos califales, así como otros contemporáneos al edificio. En la habitación central pueden verse vestigios de pinturas en rojo sobre el enlucido blanco de cal, diseñando arcos en el paramento, allí donde no los hay.

PUENTE DEL CADÍ
(O PUERTA DE LOS TABLEROS)

Se encuentra en la orilla izquierda del Darro, al pie de la ladera N de la colina de la Alhambra, muy próximo al Bañuelo.
Lo que se ha venido llamando erróneamente Puente del Qadi, pertenece en realidad a los restos de una puerta denominada Bab al-Difaf (Puerta de los Tamboriles, Adufes o Tableros),por la que el Darro tenía su entrada en la ciudad y que servía de remate a una coracha que aseguraba el abastecimiento de agua subiéndola desde el Darro a la Alhambra. El Puente del Qadi se ubicaba junto a la mezquita homónima, lugar que hoy ocupa la iglesia de Santa Ana, y que al desaparecer y estar próxima a dicha puerta le dio su nombre. Según Ibn al- Jatib este se debe al granadino 'Ali ibn Muhammad ibn Tawba, qadi del rey zirí Badis Ibn Habus. Por su parte, Ahmad ibn 'Ali al-Mahalli afirma que el lugar del río de Granada donde mas oro se encontraba era en el al-Barduya, entre el Puente de las Tiendas y el del Qadi, en el comienzo del foso que baja de la colina de la Sabika. En 1478 debió sufrir grandes daños debido a la gran tormenta que tuvo lugar en abril de ese año, como recoge la Nubdat al-Asr.
En la Plataforma de Vico, de finales del XVI y prin-cipios del XVII, ya se reproducen los restos tal y como se ven actualmente, aunque la torre aparece mas alta y sin la casa que fue edificada sobre ella, destruida en la década de los 20. En 1932 el Estado adquirió la zona en la que se sita. Lo que ha llegado hasta hoy son los vestigios de un arco de herradura, que recuerda en su organización general a los del acueducto de Madinat al-Zahra' con dovelas de piedra de Gabia en relieve, alterna-tivamente rehundidas, rodeadas por un alfiz y decoración de tallos arqueados con florones tallada en la parte del extradós de las mismas. Las cajas verticales que se observan en el interior del arco serían para una doble reja de hierro con la que se interceptaría el paso del río. La torre de la que arranca el arco tiene planta hexagonal, y está unida a una muralla que la conectaba con la Alhambra. Posee muros de mortero con abundantes recalzos de ladrillo y mampostería. Debió tener una gran altura, y en su interior, en torno a un pilar central realizado con mampostería dispuesta entre verdugadas de ladrillo, se desarrollan dos escaleras simétricas separadas por un tabique. En cada una de las bóvedas de cañón que las cubren hay una aspillera de gran profundidad abierta hacia el exterior, que desembocan por su parte inferior en un pasadizo abovedado que conduce al cauce del río a través de una puerta de salida.




Este puente pertenece a diferentes etapas islámicas, iniciándose en época zirí, su nombre original era Qantara al-Sannil. En época almohade, ya en 1210 fue reconstruido por primera vez, y posteriormente, ya bajo la dinastía nazarí, fue reparado por orden del qadi Ibn al-Jatib, según el mismo nos cuenta en sus crónicas. Igualmente aparece citado en la Crónica de don Pero Niño, en el pasaje donde narra la expedición realizada en 1431 por don Alvaro de Luna: «El Condestable llegó algunas vezes con él hasta cerca de Alcázar Xenil, donde estaua gran gente de moros, enbiándoles dezir que lo resolviesen por rey, sino que ellos rescibirian por fuerza (...) E andando en estos tratos, llegó un día el conde don Pero Niño a la puente de Xenil, a mal grado de los moros».
Pedro de Medina, en 1548, es el primero que lo representa, pero mal si-
tuado, siendo Ambrosio de Vico, a fines del XVI, el primero en reflejar correctamente su ubicación. Aparece en un grabado del siglo XVII de Francisco Heylan, copia de un cuadro de Juan de Sabis de 1636, conservado en la Casa de los Tiros, donde se ve antes de la reforma de 1685. Se incluye también en el mapa topográfico de Dalmau de 1796.
Su aspecto actual es fruto de las muchas modificaciones que ha sufrido a lo largo del tiempo, fundamentalmente en la etapa cristiana. La primera data de 1624, realizada con motivo de la visita de Felipe IV a Granada: entonces se restauraron los leones y escudos, y se doraron sus cabellos y guedejas. En 1684, tras una fuerte crecida del río, fue reforzado y se le añadieron pedestales con inscripciones conmemorativas en sus extremos, y unos leones rampantes de mármol que sostienen escudos de la ciudad diseñados por el pintor Juan de Sevilla Romero. Nuevas reformas se efectuaron en los años 1763 y 1880. Esta última conllevó un gran destrozo al ensancharse el puente con voladizos sostenidos por ménsulas de hormigón, enlucirse todo y destruirse sus pretiles de piedra con objeto de hacer su calzada horizontal.
Está formado por cinco arcos semicirculares, con robustos machones y estribos de forma angular por una parte y redonda por otra. El central es un poco mayor que el resto y cuenta con unos 7 m. de diámetro. La obra es de lajas de la Malaha, colocadas alternativamente soga y tizón, con una alternancia fija en las albanegas de una soga y dos tizones. La altura de los sillares oscila entre los 49 y 51 cm., y el ancho entre los 61, 66 y 68 cm en las sogas, y entre los 13, 14 y 15 en los tizones. Se da también una regularización de la disposición de los sillares en las distintas albanegas, componiéndose de cinco hiladas que de abajo a arriba distribuyen los sillares de la siguiente manera: la primera sólo tiene sogas, la segunda sillares apaisados, la tercera y la cuarta una soga y dos tizones, y la quinta una soga y dos tizones. El intradós de los arcos es lo único que hay de ladrillo. La cata llevada a cabo para comprobar el estado de su cimentación efectuada durante la restauración de 1986, permitió comprobar que los 4 m. de profundidad existentes eran del mismo material que el resto de la construcción, demostrando así que todo pertenecía al siglo XI y, por tanto, que no apoyaba en ninguna base romana.

ALMINAR DE SAN JOSÉ



Este alminar se edificó en época zirí, entre 1013 y 1038. En el solar que hoy ocupa la iglesia de San José de Granada, en el barrio de la Alcazaba, estaba la mezquita aljama llamada de los Morabitos o de al-Murabitín, la más antigua de la ciudad. El arzobispo Fernando de Talavera la consagró al culto católico, dedicándola a San José, Según Jerónimo Munzer, que visitó la ciudad en el año 1494:
«en la cumbre del monte de en frente a la Alhambra, sale al paso otra mezquita, hermosa, pero no tan grande, la cual, por mandato del rey, el arzobispo quitó a los sarracenos, y consagró en honor de San José (...). Vimos en su jardín un enorme olivo, mayor que una encina, lleno de aceitunas». Más Tarde, fue demolida para construir el templo actual, terminado en 1525. Luis del Mármol cuenta que; «en esta Iglesia, y al fie de la. torre antigua, que está en ella, estaba una hermita o rábita, que llamaban Mezquit el Morabitin, y era de las primeras que los alárabes edificaron en aquella tierra».

Esta torre es casi idéntica a la que había en la mezquita de Granada (llamada Torre Turpiana)


Presenta un planta cuadrada de 5,80 metros y en su centro hay un machón en torno al cual se desarrolla una angosta escalera, alumbrada por ventanas a modo de saeteras. La primitiva puerta se ubica en el frente S y tiene un dintel de madera cuyos extremos se apoyan en grandes ladrillos con gorroneras. La parte baja, hasta unos 3 metros de altura, es de grandes y desiguales sillares de pudinga, al parecer de la misma época que la iglesia. El resto es de lajas de piedra de la Malaha trabadas con yeso y dispuestos de forma alternativa una a soga frente a dos, tres, cuatro y hasta cinco a tizón que en el exterior se traduce en un almohadillado por hallarse rehundidas las juntas. Hacia la mitad de altura se ubican dos arcos de herradura, uno corresponde a un nicho abierto en el pilar central y está recortado en una losa. El otro, exterior y mas grande, muy cerrado de curvatura, se abre sobre la entrada; su parte interior es de ladrillo y yeso, y el resto de losas. Un pequeño dintel rebordea el arco por el exterior a modo de arquivolta.

PUERTA DE ELVIRA


Ubicada en el cruce de las calles Real de Cartuja, Tinajilla, Elvira y El Triunfo, esta puerta recibe su nombre de su función original, ya que por ella se salía a la antigua ciudad de Ilbira, siendo construida al parecer en el S.XI por Ibn Habus, pero también podría ser anterior.
El primer autor árabe en mencionarla es al-Umari, el cual dice que es la más considerable de todas las puertas de Granada.
Al-Himyari afirma que: “el cementerio de Granada se encuentra al oeste de la ciudad, cerca de la puerta llamada de Elvira” Asimismo, a las afueras todavía estaba un zoco campesino. Se integra en el centro de una barbacana, con fuertes muros y baluartes de protección, tenía acceso por el gran arco exterior de herradura. Tras él había otros dos con puertas forradas de hierro que comunicaban con un patio rodeado por colosales murallas, en cuyo frente se abría un pequeño arco de herradura puntado con dos columnas romanas sin capiteles, y otro más interior que servía de ingreso a la Alcazaba. A la derecha del patio, tres nuevos arcos con bóvedas intermedias daban paso a la calle Elvira. Desde aquí el lienzo murario subía, por un lado hasta unirse con la Puerta Monaita, y por otro bajaba por la Tinajilla hasta enlazar con la Puerta del Boquerón.
A principios del siglo XVI la puerta sufrió varias reparaciones, debido a los daños que le causaban unas norias que había junto a ella. En 1614 se derribaron barbacanas y muros, se allanó la explanada que la precedía y se construyeron varias casas junto a las murallas. En este siglo es mencionada por Luis del Mármol. Durante la invasión francesa se echó abajo el interior de la puerta.
Los partes conservadas son una torre almenada con un elegante arco de herradura, realizada en tapial. La parte derecha del arco presenta sus parapetos rehechos de ladrillo. En esta cara se aprecia la señal del encuentro del trozo de muralla donde se encajaba la puerta de entrada a la calle Elvira. De este cuerpo sale, con dirección a la calle Tinajilla, el único fragmento que ha sobrevivido de la muralla que cerraba la madína, incluida dentro de las edificaciones de la Acera del Triunfo y horadada por negocios adosados a ella, entre éstos un bar que tiene su retrete en el grueso del muro. El cuerpo de la izquierda, por sus partes lateral y trasera, está junto a un solar sin construir, en cuyo extremo opuesto apareció otro tramo de cerca, al parecer perteneciente al complejo recinto de Hisn Ilbíra. Dicho solar está rodeado de murallas por tres de sus lados, existiendo torreones en dos de sus vértices, uno de ellos el ya mencionado, unidos por un paño mural que es de hormigón de cal por la parte que mira al solar y recubierto de ladrillo por la que da al interior de la puerta; éste es un espacio cubierto por tres bóvedas apoyadas en dos machones de ladrillo, los cuales forman tres habitáculos que fueron usados como capilla tras la conquista y luego como tiendecillas. De este flanco parten dos murallas que forman ángulo recto, una la que cierra el solar y otra segunda que rodea la casa en ruinas existente en la esquina de la calle Horno de la Merced. Al final de este edificio se ubicaría la Puerta del Hierro, de la Erilla, Alhacaba o de Monaita.


PUERTA MONAITA O DE LA ALHACABA
La Bab al-Unaydar o Puerta Monaita se integraba en la cerca que recogía la Alcazaba Qadima, y que a su vez enlazaba con la antigua muralla.
Es mencionada por al-Umari a mediados del siglo XIV, junto a las otras doce que componían la ciudad. También hablan de ella los cronistas castellanos Luis del Mármol y Diego Hurtado, si bien este último torna consumadamente el procedimiento del primero en su obra. El conjunto está transformado respecto a la obra árabe. Consta de dos arcos de herradura rematados con dinteles, tras los que hay un pequeño patio cuadrado (6x6 m.) para la guardia con arco semicircular. Desde aquí el ingreso forma ángulo, entrándose en recodo a la ciudadela. Exteriormente defendía la puerta una gran torre de mampostería y un baluarte con rampas de acceso a la Alcazaba. El gran torreón defensivo, tal como se ve en toda su base, era de hormigón de cal, pero tiene el cuerpo saliente de la fachada principal recubierto de mampostería con encintados de ladrillo y esquinas con adarajas de cantería de piedra caliza, todo de época cristiana. El resto de los paramentos, así como las murallas que parten de la puerta, están cubiertos de enfoscados modernos de cemento en los que se simulan los mechinales. El muro que defiende la puerta por la izquierda está rematado con ladrillo moderno y en origen era más alto, tal como indica la señal dejada en la pared del torreón. El lienzo que sale por la derecha conserva restos del parapeto original con almenas escalonadas, estando enlucido con mortero de cemento. Los dos arcos de entrada están construidos con dovelas de piedra de La Malaha, siendo sus impostas de piedra de Sierra Elvira, las jambas de piedra franca y los dinteles de ladrillo. Los dos arcos de la bóveda intermedia son de ladrillo, conservando íntegras las dos quicialeras de madera.

LA MEZQUITA ZIRÍ DE GRANADA


Al extenderse la ciudad, a orillas del Darro se establecieron, en su margen derecha, los musulmanes y mozárabes, y en su margen izquierda los judíos.
La Mezquita aljama debió construirse bajo los reinados del segundo rey taifa, Habus, y el de su hijo Badis (1019-1055) puesto que este último se encargo del ornamento y mobiliario de ésta. (según Abu Yafar Ahmad ibn al-Zubayr)
En época almorávide bajo el reinado de Ali ibn Yusuf ibn Tasuffin y según las crónicas de Ibn al Jatib, se remodeló la existente mezquita, sustituyendo sus pilares de mampostería por columnas de mármol, capiteles y cimacios emiro-califales traídos de Córdoba. Además, se hizo una ampliación de la parte techada desde el patio, para ennoblecerla y hacerla mas acogedora. De hecho, se prescindió de las basa de las columnas para evitar lesiones en los pies de los fieles.
Posteriormente, en época nazarí, fue la sede donde trabajaban grandes gramáticos, astrólogos y científicos que eran conocidos como los controladores de la hora de la gran mezquita. De este periodo es el texto del viajero egipcio Ibn Fadl Allah al-Umari, que visito la ciudad bajo Yusuf IV donde afirma que la mezquita es un edificio exento por donde pasa el agua, con columnas que sostienen el tejado, siendo sólido y magnifico. Dice también que hay numerosos conventos y otras tantas mezquitas. Hace también una precisa descripción de la mezquita.
En el romance popular del S.XV “Abenamar, Abenamar” se dice que la mezquita parecía un castillo alto, pues seguramente sobresaldría estando estucado además de blanco, como la Alhambra. De este siglo es el lienzo de la Batalla de la Higueruela de la cual se conserva una copia en el Escorial, y es el único testimonio de cómo seria la mezquita zirí antes de la reconquista.

Si bien es cierto que las imágenes ofrecidas de la mezquita en los diversos testimonios gráficos pueden al principio parecernos dispares, y confundirnos con respecto a su apariencia real, también es cierto que son el mejor testimonio de su evolución. No obstante, y como apunta Fernández Puertas, las representaciones graficas sobre hechos históricos, o parajes relevantes,
en muchísimas ocasiones sucumben ante una expresión ideal, llegando a incurrir en verdaderas alteraciones de la realidad, bien de un modo intencionado o como consecuencia de un ángulo de representación selectivo, lo que significa a la vez excluyente.(Sobre el estudio de las representaciones de la mezquita que hizo Don Antonio Fernández Puertas, no puedo mas que extraer las conclusiones, pues citar los detalles de su investigación sería demasiado extenso). Existen mas imágenes(ver apartado fotográfico ) de la mezquita y su alminar como la de Pedro Cristo, o los grabados del Civitatis Orbis Terrarum que aportan muchos datos sobre su evolución, demolición y transformación de su alminar exento en torre campanario.

Finalmente, sobre el emplazamiento del oratorio se construyó la Iglesia del Sagrario, y su alminar-campanario conocida por Torre Turpiana, demolido por estar ruinoso, en 1588, quedándonos de este dato un grabado.
Según las conclusiones de la exhaustiva y observadora investigación de D. Antonio Fernández Puertas, la mezquita tendría 11 naves, destacando la central en altura y anchura; el mihrab desplazado del muro de la qibla. Este tendría trece columnas exentas, sobre las que apoyarían 14 arquerias y los contrafuertes del patio, en forma de T. Tendría además, un patio con naranjos a N, una pila centrando éste para las abluciones, un aljibe y un alminar según se ve en el dibujo. La construcción de la catedral amen de la capilla real supusieron el final de dicha Mezquita.

OTRAS CONSTRUCCIONES DE EPOCA ZIRI EN GRANADA

LOS ALJIBES

Cuando la dinastía zirí se estableció en la Alcazaba, organizó el abastecimiento de la ciudad mediante una compleja red de acequias y aljibes que traían el agua desde Fuente Grande, en Alfacar, mediante la acequia de Aynadamar. La eficacia de las infraestructuras de canalización y deposito del agua empleados en época zirí han quedado más que demostradas, ya que algunos han estado en uso incluso hasta ahora. El nuevo plan de intervención y conservación del patrimonio histórico artístico contempla la restauración y conservación de dichos aljibes, aunque en algunos casos supone la clausura definitiva del uso de éstos.
Hoy nos quedan algunos ejemplos de dichos aljibes, que nos permiten conocer la importancia de dichos elementos urbanos, y el papel del agua no solo como un elemento necesario para la vida, sino como un elemento sagrado pleno de connotaciones religiosas, simbólicas y estéticas para la cultura islámica.

Aljibe de la Mezquita Mayor:
Bajo la placeta que hay frente a la Capilla real y la Lonja, se encuentra un aljibe que se extiende por el subsuelo de esta hasta los pies de la actual Catedral. Según algunos historiadores, perteneció a la Mezquita Mayor de Granada, por estar junto al solar que esta ocupó coincidiendo con ésta también en orientación. Además por la documentación gráfica y escrita que ha sobrevivido de este templo, podemos deducir que el aljibe estaba en el patio, anejo a la casa de abluciones, como se ve en el diagrama superior. Los datos arrojados por la intervención arqueológica realizada en 1990 por Don Antonio Malpica, Doña Auxiliadora Moreno y Don Antonio Burgos, fueron decisivos para su ubicación temporal. Posteriormente fue restaurado por el arquitecto Don Pedro Salmerón Escobar.
Se trata de una construcción rectangular de 8,46 X 6,51 m. de tres naves generadas por seis pilares de ladrillo rectangular. El tramo situado entre los cuatro machones del lado S está cubierto por bóveda de arista, mientras que en el flanco N se puede ver el inicio de unas trompas que nacen de la prolongación de los pilares, las cuales permitirían el paso del cuadrado al octógono y la existencia de un brocal octogonal, el cual fue descubierto en las excavaciones del año 1990. En la esquina N, por encima del arranque de las bóvedas, se hallan los restos del conducto de la primitiva entrada de agua, si bien las sucesivas reformas han dado como resultado las tres conducciones que se aprecian actualmente.
En la mencionada intervención arqueológica, realizada con motivo de las obras llevadas a cabo en la Capilla Real y la Lonja, se efectuó la demolición de la boca original, siendo sustituida por otra circular que se colocó en el ángulo que forman ambos edificios. Los sondeos también permitieron sacar a la luz una estructura octogonal de ladrillo, cortada por el muro de la Lonja en dos partes, el cual descansa directamente sobre un aljibe encajado bajo la citada estructura. Cada uno de los vértices soporta un pilar pentagonal de ladrillo. En la superficie interior se localizaron una serie de yeserías, que probablemente constituyeran la decoración de la cubierta que lo remataba. Excepto los pilares y bóvedas que son de ladrillo, todo el interior se halla enlucido con mortero de cal, siendo el suelo de hormigón de cal.
Todos estos datos nos hablan de una técnica de almacenamiento del agua muy depurada, que incluía la ventilación, constante renovación y limpieza del agua, así como de posteriores modificaciones en fases sucesivas.

Aljibe de Bibalbonud . Este aljibe , también se conoce como “de las Tomasas” por su ubicación en el recinto de la Alcazaba Qadima, junto al convento de monjas de Santo Tomás de Villanueva del Callejón de las Tomasas. Hoy día aun se conserva en su ubicación primigenia, y su descripción corresponde a la misma tipologia que el anterior, por lo que Gomez Moreno lo fecha hacia el siglo XI. Este aljibe se alimentaba con las aguas procedentes de la Fuente Grande de Alfacar, es decir con las que transportaba la acequia de Aynadamar.

Aljibe Grande del Rey, o de la Alcazaba
Es el mayor de los aljibes musulmanes de Granada, con una capacidad de más de 300 m3. Su interior, cubierto con dos bóvedas de medio cañón, está dividido en cuatro naves paralelas por medio de tres arquerías de arcos de medio punto, las cuales descansan en pilares cuadrados de ladrillo. Presenta restos de dos lumbreras en las bóvedas, lo que ha hecho pensar que el suministro de agua de la acequia se complementaba con la de lluvia, que se recogería en una terraza pavimentada existente sobre las bóvedas. Las paredes están enlucidas y la solería está constituida simplemente por una capa de hormigón de cal. La portada, realizada en ladrillo, está constituida por un arco de medio punto, enmarcado por un alfiz sobre el que hay un dintel decorativo y un pequeño tejado a dos aguas con alero de canecillos de madera. En el centro se ubica el arco rebajado de la boca. Originalmente el vano era mayor pero debió achicarse posteriormente.
Todas estas tipologías fueron objeto de referencia para posteriores construcciones, tanto en periodo de dominación musulmana como en épocas cristianas. La acequia de Aynadamar, aparte de satisfacer las necesidades higiénicas y de consumo, debió favorecer una eclosión en los cultivos de regadío, teniéndose noticias de auténticos vergeles de árboles frutales y plantas de todo tipo. La calidad del agua de la Fuente Grande de Alfacar es una de las mas reconocidas por sus características de mineralización y pureza. Sin duda, los pobladores de la Granada Zirí supieron dar buena cuenta de los dones del terreno, estableciéndose en zonas estratégicas y asegurando su abastecimiento hidráulico con las mejores infraestructuras.




Batalla de la Higueruela, copia del 1431. En el Escorial. Podemos apreciar como el remate del alminar, en lugar de ser una media luna es el Gallo de los Vientos, coincidiendo la imagen con la descripción del Viajero Egipcio Ibn Fadl Allah al Umari.


BIBLIOGRAFÍA

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